El Mundo de las Religiones N° 57 – Enero/Febrero 2013 –

¿Es la idea de que cada individuo puede "encontrar su camino espiritual" eminentemente moderna? Sí y no. En Oriente, en la época de Buda, había muchos buscadores del Absoluto que buscaban un camino personal hacia la liberación. En la antigua Grecia y Roma, los cultos mistéricos y numerosas escuelas filosóficas —desde los pitagóricos hasta los neoplatónicos, incluyendo a los estoicos y epicúreos— ofrecían numerosos caminos de iniciación y sabiduría a quienes buscaban una vida plena. El desarrollo posterior de las principales áreas de la civilización, cada una fundada en una religión que daba sentido a la vida individual y colectiva, limitaría la oferta espiritual. Sin embargo, dentro de cada tradición principal, siempre se encontrarán diversas corrientes espirituales que responden a una cierta diversidad de expectativas individuales. Así, en el cristianismo, las numerosas órdenes religiosas ofrecen una variedad bastante amplia de sensibilidades espirituales: desde las más contemplativas, como los Cartujos o los Carmelitas, hasta las más intelectuales, como los Dominicos o los Jesuitas, o incluso las que enfatizan la pobreza (franciscanos), el equilibrio entre trabajo y oración (benedictinos) o la acción caritativa (Hermanos y Hermanas de San Vicente de Paúl, Misioneros de la Caridad).

Más allá de quienes participaban en la vida religiosa, desde finales de la Edad Media, asistimos al desarrollo de asociaciones laicas, a menudo bajo la influencia de las grandes órdenes, aunque no siempre fueron bien recibidas por la institución, como lo demuestra la persecución sufrida por las beguinas. Encontramos el mismo fenómeno en el islam con el desarrollo de numerosas hermandades sufíes, algunas de las cuales también fueron perseguidas. La sensibilidad mística judía se expresó con el nacimiento del movimiento cabalístico, y seguiremos encontrando en Asia una gran diversidad de escuelas y movimientos espirituales. La modernidad traerá dos nuevos elementos: el alejamiento de la religión colectiva y la mezcla de culturas. Así, seremos testigos de nuevos sincretismos espirituales vinculados a las aspiraciones personales de cada individuo en busca de sentido y del desarrollo de una espiritualidad secular que se expresa al margen de cualquier creencia o práctica religiosa. Esta situación no es del todo inédita, pues recuerda a la de la Antigüedad romana, pero la mezcla de culturas es allí mucho más intensa (hoy en día todo el mundo tiene acceso a todo el patrimonio espiritual de la humanidad) y además asistimos a una verdadera democratización de la búsqueda espiritual, que ya no concierne simplemente a una élite social.

Pero a través de todas estas metamorfosis, persiste una pregunta esencial: ¿debería cada individuo buscar y puede encontrar el camino espiritual que le permita alcanzar su mayor plenitud? Respondo con seguridad: sí. Ayer como hoy, el camino espiritual es fruto de un enfoque personal, y este tiene más posibilidades de éxito si cada persona busca un camino adaptado a su sensibilidad, sus posibilidades, su ambición, su deseo, su cuestionamiento. Por supuesto, algunas personas se sienten perdidas ante la amplia gama de caminos que se nos ofrece hoy. "¿Cuál es el mejor camino espiritual?", le preguntaron una vez al Dalai Lama. La respuesta del líder tibetano: "El que te hace mejor". Este es, sin duda, un excelente criterio de discernimiento.

http://www.lemondedesreligions.fr/mensuel/2013/57/

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